Ella empezó a ver

Gina esperaba con ansias la llegada de su primer hijo adoptivo. Después de tener dos hijos biológicos, ella y su pareja estaban listos para adoptar. “Se suponía que sería una bebé de 3 meses perfectamente sana”, recuerda Gina. “Pero cuando llegó, solo tenía 6 semanas”. Y algo andaba muy mal con la pequeña Kennedy.

Kennedy dormía casi todo el día. “No lloró durante los primeros ocho meses”, dice Gina. “Cuando abría los ojos, miraba fijamente hacia un rincón”. Descubrieron que la pequeña había estado expuesta a metanfetaminas en el útero.

Una evaluación reveló que Kennedy era legalmente ciega y que su desarrollo presentaba un retraso grave. El pronóstico de los médicos era tan malo que Gina no creía que una intervención temprana pudiera ayudarla con su visión. “Pensé: ¿cómo van a enseñar a ver a una niña ciega?”, recuerda Gina.

Cuando Kennedy tenía 4 meses, Bertha Preciado comenzó a hacer visitas domiciliarias. Bertha es una de las especialistas de Wayfinder que brinda intervención temprana en todo el estado a niños con pérdida de visión o discapacidades múltiples. Entre otros artículos, Bertha trajo un iPad con un conejito rojo brillante. Semana tras semana, Bertha trabajaba con Kennedy para seguir con la mirada al conejito rojo que se movía lentamente.

“Cuando la conocí, Kennedy no respondía a ningún estímulo”, dice Bertha. “Si no la tocaban, no era consciente de lo que la rodeaba”. Para que Kennedy pudiera recibir más estímulos sensoriales, Bertha le puso arena y agua. A Kennedy le encantó.

“Es sorprendente lo plásticos que son los cerebros de los bebés”, dice Gina. “La mejora se produjo a lo largo de los meses, pero fue rápida. Empezó a ver”. Cuando Kennedy tenía un año, “Bertha usaba el mismo conejito, pero rebotaba por todo el iPad y Kennedy lo seguía”, dice Gina.

Con Bertha, la visión de Kennedy siguió mejorando y su desarrollo se hizo rápidamente. Ahora, con 3 años y medio, Kennedy asiste a un preescolar normal y no necesita servicios de educación especial.

“La intervención temprana cambió totalmente la vida de Kennedy”, dice Gina. “No sé dónde estaría ahora sin Wayfinder. No sabía qué hacer por ella. Gracias a Wayfinder desde el fondo de mi corazón”.

Un niño con gafas sonríe mientras está sentado en el regazo de su madre.

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4 de diciembre de 2019